Mejorando a Felipe IV

En 1622, recién coronado, Felipe IV mandó crear una Junta de Reformación de Costumbres para enderezar un imperio tambaleante. Entre otras medidas como la de unificar legislaciones y reducir a un tercio los cargos públicos, obligó a éstos a presentar un inventario de sus bienes para comprobarlo cuando cesaran en sus funciones. Y al que se hubiera enriquecido fraudulentamente le esperaban severísimas penas. Para evitar la emigración y repoblar unos reinos vaciados por el excesivo clero y por siglos de guerras en todo el planeta, se eximió de tributos durante cuatro años a los nuevos matrimonios y se recargaron sobre los solteros. Se crearon montes de piedad para ayudar a los menesterosos y se concentraron los estudios avanzados en las grandes ciudades para disminuir el número de estudiantes inútiles. Finalmente, para regenerar la vida nacional, se dictaron medidas contra el lujo y la vagancia como la de cerrar burdeles y garitos.

 

Cuatro siglos después, nuestros gobernantes llevan décadas promoviendo lo contrario: han fragmentado la legislación hasta extremos feudales; los cargos políticos se han multiplicado por diecisiete y muchos de ellos rapiñan como bucaneros; casi hay más personas viviendo del presupuesto que produciendo; aparte del callado genocidio del aborto, los jóvenes han de emigrar mientras millones de inmigrantes han acabado en el paro y la presión fiscal ahoga por igual a jóvenes y viejos, casados y solteros, empresas y particulares; las ayudas sociales y los servicios encogen hasta desaparecer; los únicos proyectos que nuestros dirigentes son capaces de imaginar están dedicados a la adoración del balón y las tragaperras (no siempre con éxito, gracias a Dios); nunca las universidades españolas, convertidas en expendidurías de títulos de escaso valor, tuvieron tan poco prestigio internacional; y, finalmente, separatistas y afines aceleran el proceso de autodestrucción del Estado diseñado en el Título VIII de la Constitución.

 

Si, a pesar de todos los esfuerzos regeneradores, el reinado de Felipe IV no acabó nada bien, ¿éste de Felipe VI acabará mejor?

 

El Diario Montañés, 26 de junio de 2014

 

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