Maltrato médico

Los profesionales de la medicina se quejan de que aumenta constantemente la violencia contra ellos por parte de los pacientes y sus familiares. Las agresiones verbales y físicas son tan frecuentes que el año pasado alcanzaron la cifra de 496 en toda España. Y aumentan a un ritmo del 10% anual. Además consideran que ésa es la punta del iceberg, pues muchas agresiones no se denuncian. Pero el asunto no termina ahí, pues también se quejan de la indefensión que les provoca la pasividad de la administración. Y el problema está tan extendido que hasta da para que se celebre, como el Día del Libro, el Día contra el Cáncer o el de la Constitución, un sorprendente Día Nacional Contra las Agresiones en el Ámbito Sanitario.

 

El relato, inimaginable hace no tanto tiempo, parece calcado de lo que también vienen denunciando los profesores desde que la infausta LOGSE socialista empujara la educación española hacia el abismo.

 

Los educadores y los sanadores, quizá las dos profesiones más valiosas, abnegadas, admirables e importantes para la sociedad, convertidas en una tortura. Maravillas de las utopías progresistas sobre las que está construido el mundo actual.

 

Porque no se crea que esto es casual: las ideas y los hechos no van por caminos distintos, sino que éstos son consecuencia de aquéllas. Y la idea central del pensamiento igualitario dominante es que toda autoridad es intrínsecamente perversa, ya sea la del Estado, la de los profesores, la de los mayores, la de los que saben o la de los padres. ¿No se acuerdan del Prohibido prohibir o del Ni Dios, ni patria, ni padre, ni patrón de los alegres muchachos del mayo sesentayochero?

 

Desde entonces la siembra ha sido constante e incontestada, hasta en la música (¡Profesores, dejad a los niños en paz!, pontificaban los Pink Floyd). 

 

Ahora toca recoger los frutos.

 

El Diario Montañés, 28 de marzo de 2012