¿P? ¿S? ¿O? ¿E?

Inasequibles al argumento, continúan los socialistas proponiendo una federalización de España de la que, curiosamente, se olvidaron en 1978. Siempre queriendo acariciar los oídos separatistas, se empeñan en concebir un estado federal como necesariamente más descentralizado que el actual, como si así fuesen a contentar a quienes llevan décadas explicando que sólo desean la secesión. Pero es que, además, no es verdad. En Austria, por ejemplo, arraigado estado federal heredero del descentralizadísimo Imperio Austro-Húngaro, las competencias de los actuales estados no van mucho más allá de la regulación de coros y danzas. De risa si se comparan con las de nuestras comunidades autónomas. Por no hablar de la tan manoseada reforma del Senado, ahora presentada como la panacea universal. Pero, ¿de verdad se creen que modificando estructura, funcionamiento y competencias de la cámara alta se va a acabar el separatismo?

 

Además, ¿qué es lo que los federalsocialistas –y los pocos separatistas que todavía conservan la paciencia suficiente para aceptar la federalización como paso intermedio hacia la secesión– quieren decir con federal?: inexistencia de la nación española, existencia de una superficial cáscara estatal englobadora de varias naciones, asimétrico, eternamente descentralizable y unilateralmente rescindible. Es decir, lo contrario de estados federales como Alemania y Estados Unidos en cuyo ejemplo se supone que se inspiran.

 

Otra prueba de la adulteración federal de los supuestos federalistas es que una de sus reivindicaciones más insistentes, quizá la más importante junto con la separación fiscal, es la representación exterior. Pues siempre interpretan la federalización como un paso adelante hacia la tan ansiada (embajaditas, seleccioncitas…) representación exterior de sus naciones. Pero, ¿qué estado federado (Alabama, Renania, Tirol, Jalisco, Pernambuco, Rajastán) se representa internacionalmente a sí mismo? Una llamativa contradicción: Cataluña y el País Vasco tienen embajadas en los USA. Pero, ¿qué embajadas tienen California y Wisconsin en España? Sabrá usted disculpar, amable lector, la simpleza del ejemplo, pero es que los partidos llamados nacionales todavía no han sido capaces de articular una respuesta tan sencilla a la incesante intoxicación separatista. Y luego pasa lo que pasa en las urnas y se pretende remediar a golpe de leyes.

 

Por otro lado, no deja de ser pintoresco que el PSOE, federación de partidos cuyo máximo órgano se llama, no por casualidad, Comité Federal, y que está al borde de la ruptura con su federación catalana precisamente por su estructura federal, proponga al mismo tiempo extender esa misma estructura fallida a toda la nación.

 

Sintomática fue la reciente propuesta de Rubalcaba de que, para ceder soberanía tanto en los partidos como en los países, el PSOE tendría que empezar cambiando su nombre por el de Partido de los Socialistas Europeos-PSOE. Es digno de diván el afán de los socialistas españoles por menguar la soberanía nacional tanto por arriba, hacia la UE, como por abajo, hacia las nacionalidades que componen el artificioso Estado Estatal. Pero todo tiene su explicación. En uno de los primeros textos publicados por el PSOE tras la muerte de Franco (abril de 1976) se explicaba así la visión de un partido que abandonaba expresamente la concepción nacional de España para sustituirla por una meramente estatal o federal: 

 

“Nacionalidades y socialismo no se excluyen. Se exigen y se complementan (…) El PSOE tiene que desarrollar a nivel estatutario el principio del respeto a las nacionalidades proclamado desde siempre en sus resoluciones. Lo cual exige una “nacionalización” de dicho socialismo, entendiendo por tal acompasar su estructura organizativa al fenómeno nacional (...) Cada nacionalidad del Estado español tendrá su Partido Socialista Obrero constituido por las federaciones provinciales del correspondiente ámbito geográfico (…) A nivel del Estado español, la organización socialista será el PSOE (o el PSO, o incluso el PS). Su máximo órgano será el Congreso Socialista del Estado español en el que los diferentes Partidos socialistas nacionales y regionales se hallarán representados (…) El actual Comité Nacional, que podría denominarse Comité Federal, pasará a ser órgano representativo de las nacionalidades y regiones del Estado español”. 

 

Un año después, en julio de 1977, la Declaración Socialista de Guernica, emitida por los diputados socialistas gallegos, catalanes y vascos, propugnó una Constitución plurinacional, proclamó que “el poder emana de cada uno de nuestros pueblos” y concluyó con las siguientes exclamaciones: “¡Visca Catalunya lliure! ¡Gora Euskadi askatuta! ¡Viva Galicia ceibe! ¡Viva Galeuska!”.

 

En resumen: que no es nueva la paradoja de que el PSOE, partido que aspira a gobernar España, sea partidario de cualquier soberanía menos de la nacional de los españoles, que es cosa facha.

 

El Diario Montañés, 6 de mayo de 2013