La verdad sobre los nacionalismos en un libro imprescindible

Para una parte importante de la opinión pública española, el descubrimiento de la verdadera faz de los nacionalismos disgregadores que se dan en algunas Comunidades autónomas es un fenómeno relativamente reciente. A la gente común se le quiso ocultar de manera consciente esa realidad para mantener el consenso constituyente de nuestra democracia, y se consiguió, con ficciones de alta eficacia propagandista tales como la distinción entre nacionalistas violentos y no violentos, o nacionalistas democráticos y no democráticos. Hasta se acuñó la expresión "nacionalismo moderado", que alguien agudamente ha comparado con aquello de "estar un poco embarazada".

 

El Pacto de Estella, que escenificó la decisión del Partido Nacionalista Vasco de pactar abiertamente con la organización terrorista ETA y su entorno político-criminal la ruptura del orden constitucional y de la unidad nacional, a raíz del inmenso revulsivo que fue el vil asesinato de Miguel Ángel Blanco, ha sido determinante para esa toma de conciencia colectiva. El nuevo pacto abierto de otro partido nacionalista "democrático", Esquerra Republicana de Cataluña, con ETA no ha venido más que a aumentar el grado de indignación y repulsa de la mayoría de los españoles hacia los nacionalistas.

 

También en la producción intelectual y editorial de nuestro país ha tenido reflejo este cambio de tendencia de la opinión pública. En los últimos años se ha vivido una verdadera floración de artículos, estudios, monografías, libros de investigación periodística, dedicados específicamente a desenmascarar a los nacionalismos disgregadores. No menos importantes han sido los trabajos que han querido contribuir a construir un patriotismo español moderno y sin complejos, adaptado al modelo de Estado democrático y descentralizado que consagra la Constitución de 1978. 

 

Este panorama tan estimulante estaba reclamando un compendio, una summa que desmontase desde todos los puntos de vista a la vez la gigantesca impostura en la que se basan los nacionalismos disgregadores y, como consecuencia de esta labor profiláctica, nos devolviese intactos los sólidos fundamentos de nuestra realidad nacional. Pues bien, creo no equivocarme si afirmo que esa summa ya existe: la acaba de publicar la Editorial Encuentro con el título Adiós España. Verdad y mentira de los nacionalismos.

 

Su autor, Jesús Laínz, ha realizado una tarea titánica, indudablemente deudora de toda esa producción intelectual y editorial a la que antes me refería, pero no por ello menos meritoria. Para desarrollar en un solo volumen y por un solo autor la refutación sistemática de todas las mentiras de los nacionalismos disgregadores hace falta algo más que capacidad y dedicación, se requiere una profunda devoción a España y a la verdad. 

 

No es posible enumerar en estas pocas líneas todas las virtudes de esta obra notable. Si se me pidiese que destacase una, mencionaría la despreocupada indiferencia por las medias tintas y los paños calientes, que no equivale a lanzarse por el despeñadero del exabrupto, sino a contar las cosas como son, o como fueron, sin tapujos ni reinterpretaciones políticamente correctas. Quizá sea esto lo que proporciona al libro su amenidad alejada del envaramiento académico en el que casi siempre incurrimos los investigadores profesionales, proclives a confundir el rigor científico, que aquí no falta en absoluto, con la torpeza y la pesadez de la pluma.

 

Si he logrado interesar al lector por este Adiós España. Verdad y mentira de los nacionalismos, le recomendaría también que no dejase de echar un vistazo al último capítulo de la obra. Allí, más que en la introducción, encontrará la verdadera declaración de intenciones del autor. Porque el que existan personas que, movidas por el odio y el resentimiento, hacen un uso torcido de los sagrados conceptos de Patria y de Nación y convierten el sano patriotismo en torvo nacionalismo no debe llevarnos a abominar de todas las patrias, como a aquellos jóvenes socialistas vascos que salieron a la calle para protestar contra la brutal mutilación de su líder. El mejor remedio contra ese extravío, tan funesto como el de los propios nacionalistas, es la lectura reposada de estas páginas.

 

Luis Míguez 

Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Santiago de Compostela 

 El Semanal Digital, 21 de febrero de 2004