Lenguajo no sexisto

Aunque la atmósfera no es tan espesa como en los igualitarísimos años zetapéricos, la obsesión por evitar eso que llaman sexismo en el lenguaje ha calado hondo entre nuestros próceres y próceras, tanto de izquierdas como de derechas, esos dos matices de la socialdemocracia universal. A pesar de que la RAE ha avisado de que con esa jerigonza no se podría hablar, los parlantes y parlantas de politiqués, inasequibles al argumento, continúan adensando la melaza antifalócrata con esas interminables frases llenas de repeticiones y términos disparatados con los que creen mejorar la naturaleza de las cosas. Egregios maestros y maestras en estas lides fueron aquellos miembros y miembras del gobierno de ZP que aprobó el Anteproyecto de ley sobre el acceso a las profesiones de abogado y procurador cuya disposición adicional 5ª rezaba:

 

“Las referencias hechas en esta ley a abogados y procuradores se entenderá que comprenden igualmente a abogadas y procuradoras”.

 

Hace pocos años un gobierno regional-socialista cántabro editó una guía para eliminar el sexismo del lenguaje administrativo entre cuyos beneficiosos efectos –según se dijo– encontrábase nada menos que la reducción de los casos de violencia doméstica (perdón, de género). Para los más píos y pías circulan por ahí analizadores online de lenguaje sexista para “localizar y sustituir vocabulario excluyente” en documentos, correos y páginas web. ¡El/la Gran Hermano/a te vigila!

 

Pero en todas partes cuecen habas, y en la derecha, a calderadas. Por ejemplo, en un impreso del ayuntamiento madrileño sobre ayudas para comedor escolar se lee esto:

 

“No deberá presentarlo si el/la otro/a progenitor/a es trabajador/a municipal, o aquellos empleados que no tengan incluidos en la Declaración de Unidad Familiar al/a la otro/a progenitor/a del/de la niño/a para el/la que se pide la ayuda siempre y cuando el/la niño/a conviva con el/la solicitante y el/la otro/a progenitor/a no viva en el domicilio familiar”.

 

¡Premio para el que lo lea de un tirón!

 

El Diario Montañés, 24 de abril de 2014

 

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