El amable Aguirre

Ha aparecido recientemente una reedición del De Guernica a Nueva York pasando por Berlín (Ed. Foca). Se trata del escrito más conocido del que fuera primer lendakari del gobierno vasco, José Antonio Aguirre. Pero no es su contenido de lo que queremos hablar, sino de su prólogo, firmado por su actual sucesor, Juan José Ibarretxe. De dicho prólogo entresacamos una interesante afirmación:

 

"El lehendakari Aguirre descubrió para todos nosotros cómo pueden llegar a convivir de forma amable Euskadi y España". 

 

Efectivamente, ejemplo de ello fue su actitud con el Estatuto, ese instrumento con el que pretendió establecer una relación leal y de colaboración con el resto de España. Así lo veía Aguirre:

 

"Estamos dispuestos a las mayores cesiones para conseguir este primer avance en orden a la libertad de nuestra Patria. En este aspecto no parecemos nacionalistas. Porque el Estatuto no es nuestro programa sino algo que hallándolo en el camino lo aprovechamos gustosos y decididos".

 

También fue amable su relación con Indalecio Prieto. En un discurso pronunciado en abril de 1933 dedicó las siguientes palabras a los socialistas vascos:

 

"Si, en efecto, sentís, los que os tituláis vascos un poco de ese cariño al país, demostradlo, porque el nacionalismo vasco, aunque muy tosco, es agradecido. Demostrad ese cariño en las calles, en la Historia, en los cantos, en las danzas, en todo. Libre tenéis el camino. Aunque penséis de distinta manera, si sois hombres de izquierdas, demostradlo, dadnos a conocer el momento en que las izquierdas vascas demuestran que tienen afecto al país. Y a los que no son vascos, decimos: que si vienen con ánimo sincero, bienvenidos sean; pero si no es así, más vale que con Indalecio Prieto marchéis hacia abajo, como tuvieron que marchar hace siglos ante el empuje de nuestros antepasados, más valientes. ¡España para los españoles y Euzkadi para los vascos!".

 

Pocos años después, encontrándose ambos en el exilio neoyorquino, Prieto invitó a Aguirre y su séquito a comer en el restaurante vasco Jai-Alai. Esa noche anotó el agradecido Aguirre en su diario: 

 

"Si esto lo supiesen en Bilbao, no terminarían los comentarios ni las murmuraciones. La amistad Prieto-Aguirre ha preocupado mucho, incluso a correligionarios míos. Gente de poca vista quien tiene esas preocupaciones. Una cosa es la amistad incluso con adversarios políticos y otra muy distinta la lucha política. Jamas pactamos con Prieto nada. Antes bien, somos nosotros quienes le hemos derribado de su pedestal político al cual subió en Euzkadi con ayuda de quienes nos critican. Hoy en Euzkadi no hay lugar para el espíritu extraño de Prieto o de Franco y sí sólo para el espíritu nacional vasco".

 

Otro ejemplo de amabilidad con sus aliados izquierdistas fueron sus telegramas encargando al padre Onaindía negociar la rendición con los fascistas italianos mientras protestaba porque les acusasen de traición.

 

Sobre su actitud con España opinó el presidente Negrín: 

 

"Aguirre no puede resistir que se hable de España (...) Yo no he sido nunca lo que llaman españolista ni patriotero. Pero ante estas cosas, me indigno (...) Esos hombres son inaguantables. Acabarían por dar la razón a Franco. Y mientras, venga pedir dinero, y más dinero...".

 

Dos últimos ejemplos de la amabilidad de Aguirre con España:

 

"¡Ah, si tuviéramos nada más que el Estatuto, qué pueblo haríamos, porque todas aquellas conductas a que me refería llenas de ruindad y de esterilidad espiritual son producto del contagio español!".

 

"Nosotros, que sentimos el impulso nacional vasco exclusivamente, nos encontramos ante un pueblo inferior, que es España".

 

¿Es ésta la amabilidad peneuvista que Ibarretxe ha tenido a bien volver a proponernos? 

 

Gracias, muy amable.

 

Artículo publicado durante la primera legislatura zapateriana, entre 2004 y 2008, e incluido en España desquiciada

 

 

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