¡Mueran las provincias!

El peligro en esta España tan inclinada a moverse a trompicones y tan poco dada a reflexionar viene de que cualquier despropósito puede ser tomado en serio, como ya lo fue en su día un Estado de las Autonomías nacido con la vocación de resolver para siempre la articulación nacional de España (¡pobre del que hubiera osado cuestionarlo!) y muerto sólo una generación después a manos precisamente de sus principales beneficiarios, los separatistas de toda región y condición. 

 

Desde el PSOE valenciano ha llegado últimamente la propuesta de federalizar España eliminando las provincias y dividiéndola sólo en naciones. Porque ahora resulta que España no es una nación, sino sólo una cáscara organizativa exterior, como la UE o la ONU. ¡Morbosa obsesión la de estos internacionalistas, siempre a vueltas con la nación! Así, en cursivas, pues la materia de sus reflexiones nacionales es siempre alguna nacioncita inventada. Tan largo ayuno de conocimiento sólo puede provocar una continua regurgitación de utopías. Porque para la hispanófoba izquierda expañola hasta Liliput o Rivendel tienen más sustancia nacional que España.

 

Pero esto ni es novedoso ni tiene nada que ver con el socialismo, pues se trata de una vieja elaboración del nacionalismo catalán, molesto con que las demás naciones peninsulares no se tengan por tales, lo que dificulta enormemente su ambición de plurinacionalizar España. En 1991 Cesáreo Rodríguez Aguilera de Prat, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona, se lamentaba de que “la España estrictamente castellana no se reconoce como tal: la cuarta nación ignora serlo, pues sólo se concibe como española, definición que incluye a Cataluña, el País Vasco y Galicia. La disolución histórica de Castilla en España complica, pues, la articulación de una armónica y consciente plurinacionalidad española”.

 

Así que vayan tomando nota, obcecados españoles desde Santander hasta Cádiz, y admitan que no son españoles, sino castellanos. Los separatistas y sus imitadores se lo exigen.

 

El Diario Montañés, 26 de marzo de 2013

 

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