Paranoias provincianas

Cuando los revolucionarios crearon en 1790 los departamentos franceses, los diseñaron, muy a propósito, de espaldas a la historia, ese engorro reaccionario, y calculando que cualquiera de sus puntos estuviese, por eficacia administrativa, a una jornada a caballo desde su capital. Cuando en 1833, siguiendo en parte ese modelo, Javier de Burgos estableció en España la división provincial que ha llegado hasta nuestros días, se prestó más atención a los límites históricos y culturales. De ahí que el tamaño no sea tan uniforme como en Francia (compárense Badajoz y Guipúzcoa) y que se hayan conservado veintiséis enclaves, como el cántabro Villaverde, el burgalés Treviño o el valenciano Rincón de Ademuz.

 

Los catalanistas, esos acomplejados convencidos de que todo el mundo les tiene manía, llevan un siglo largo quejándose de que la provincialización se concibió para diluir la conciencia nacional catalana, curiosa idea de la que habrá que deducir que la división en provincias de Castilla, Aragón y Andalucía se hizo para diluir igualmente sus respectivas conciencias nacionales. Aunque allí a nadie le haya entrado nunca semejante paranoia.

 

Pues bien, en el momento en el que la experiencia ha demostrado que las comunidades autónomas, aparte de su ya innegable naturaleza de trampolín hacia la secesión, son el gran agujero por el que se desangra el Estado con sus superfluos diecisiete parlamentos y diecisiete gobiernos, resulta que el culpable al que algunos arbitristas insisten en eliminar son las diputaciones e incluso una organización provincial que tan eficaz se ha demostrado durante dos siglos con todo tipo de regímenes y gobiernos.

 

¿Por qué se puede proponer una reforma constitucional para fragmentar la soberanía nacional pero causa escándalo cuestionar la oportunidad de las comunidades autónomas?

 

Además, ¿dónde está escrito que la descentralización es siempre más justa y eficaz que la centralización?

 

¿Se lo preguntamos a Hollande, ese socialista –tomen nota nuestros anticuados federalistas– que propone centralizar aún más la muy centralizada Francia? 

 

El Diario Montañés, 20 de febrero de 2014

 

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