Regios ejemplos

Efectivamente, matar elefantes es puro salvajismo. Pero igual que la caza de cualquier otro animal, sólo moralmente justificable si es por supervivencia. Ahora todos lloran por los elefantes, lo que no deja de tener gracia en el país de los toros, las cabras defenestradas y el millón y medio de cazadores. Además, ¿hay alguien que se atreva a negar el derecho de cada uno a hacer con su dinero lo que le dé la gana? ¿Acaso es el rey el único que viaja y caza? 

 

–Es que en un país con cinco millones de parados es inmoral irse a cazar a África –se responderá. 

 

Pero, ¿acaso se cree alguien que algún millonario se ha pasado del jabugo a la mortadela para colaborar en la lucha contra la crisis?

 

Hemos de confesar, sin embargo, que aquí llega el punto débil: efectivamente, queda muy feo irse de juerga unas semanas después de haber proclamado por televisión que “sobre todo las personas con responsabilidades públicas tenemos el deber de observar un comportamiento ejemplar”. Por la boca muere el rey, sobre todo en este país en el que tanto sansculotte enmascarado pasará encantado del servilismo al degüello antes de que cante el gallo.

 

Pero en esta España de golfos apandadores que, ellos sí, despilfarran no su dinero, sino el de todos, queda demasiado hipócrita arremeter contra la frivolidad regia. Recordemos sólo dos ejemplos: uno, glorioso, digno de ser grabado en mármol a la entrada de Ferraz: “El dinero público no es de nadie”. Y el segundo, barriobajero, cuando ante el descubrimiento en 2011 de miles de peluches, abanicos, encendedores y otros objetos promocionales caducados del Año Santo Lebaniego 2006, Marcano se burló de todos los contribuyentes al considerarlos aún vendibles “ahora que gusta tanto el vintage”.

 

¡Vaya tropa!

El Diario Montañés, 25 de abril de 2012

 

 

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